Creencias

En lo referente al mundo de la religión íbera, cabe mencionar de antemano que nos encontramos ante una gran carencia de noticias en las fuentes literarias greco-latinas de época clásica, mientras que las excavaciones arqueológicas nos ofrecen pocas y fragmentarias noticias.

Los diferentes pueblos colonizadores trajeron consigo su cultura y el pueblo ibérico solo puede ser entendido como consecuencia de la impronta que la cultura de fenicios, púnicos, griegos, romanos y celtas dejó en los pueblos asentados desde el mediodía peninsular al Rosellón francés, los cuales partían de una base socio-ideológica heredera de las etapas finales del Bronce.

Como bien muestra la iconografía, frente a la etapa anterior del Bronce Final prácticamente anicónica, aparece un panteón de divinidades antropomorfas de origen oriental.

En una fase inicial, dicha iconografía estaría reservada exclusivamente a monumentos funerarios de los monarcas sacros como medio de legitimar, expresar y perpetuar su poder, mientras que en un segundo momento, su carácter heroico.

El interés se centrará en resaltar el carácter heroico de su protagonista, el monarca fundador de la ciudad y su población. En momento surgen los grandes heros como el de Elche, Porcuna y Huelma. A modo de ejemplo, en el caso de Huelma, vemos la lucha de un joven con un lobo. Esto se ha querido con el ciclo de los trabajos míticos de Hércules.

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(Foto fuente: contestania.com)

Probablemente los cultos femeninos predominaban sobre los masculinos, como se puede ver en la iconografía, la cual en su mayoría representa a divinidades femeninas antes que masculinas.

Dentro del marco religioso de los pueblos iberos, la Diosa Madre que se documenta en representaciones de época Eneolítica y Edad del Bronce inicial, sería asimilada a las primeras representaciones de diosas fenicias que llegan a la Península Ibérica. Será identificada con Astarté, señora de los animales y de la fecundidad. Posteriormente se sincretizaría con Tanit, que iría acompañada de Baal, y acabaría identificada con Deméter, Artemis y Juno. Los múltiples atributos que tendría la diosa ancestral serían igualados a los que estas divinidades tenían por separado en sus respectivos lugares de origen.

La iconografía más antigua de la diosa ibérica la representa, desde el s. VIII o inicios del VII a.C., como una dama sentada sobre trono. Los símbolos más frecuentes de la diosa son los rostros frontales o máscaras, las rosetas, los rombos, la estrella, las alas, la granada, la palma, las aves idealizadas, la paloma, la esfinge, el león y el denominado signo de Tanit.

(Foto fuente: artehistoria.com / otraiberia.es)

Estas figuras corresponderían a damas de alto rango social que actuarían como sacerdotisas, pues aparecen vinculadas a la imagen de la diosa y a su iconografía.  En el último cuarto del siglo IV a.C. y en el III a.C., esta representación de la diosa ibérica entronizada evolucionó hacia el tipo que se ha denominado Diosa sedente curótrofa.

Un tipo diferente de representación de diosa ibera es la que podemos ver en los vasos de estilo Elche-Archena, de finas del s. III a.C., la diosa aparece alada, siguiendo un conocido esquema púnico, rodeada de elementos vegetales y animales como aves, serpientes, lobos, ciervos, caballos y conejos.

A esto hay que sumar los pebeteros de terracota en forma de cabeza femenina, los cuales tienen un origen feno-púnico, y parece representar a Tanit, Astarté o Koré Deméter, lo que es una buena muestra de la adopción de cultos semítico por parte de los pueblos ibéricos (Santuario de la Luz).

A la divinidad masculina habría que relacionarla con algunos animales como el toro y el ave con alas explayadas. En las cerámicas esta representación es más habitual, a veces acompañada de la diosa, o de alguno de los símbolos de esta, por lo que se estaría representando la conjunción de las dos partes del cosmos, complementarías y opuestas, como en una hierogamia. En esta ave de alas abiertas se ha querido ver al ave fénix, símbolo de Herakles.

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(Foto fuente: forosperu.net)

 

Tampoco debemos olvidar a toda una serie de divinidades menores, como genios, númenes, ninfas y espíritus benéficos, que se supone morarían en lugares como montañas, cuevas, ríos o bosques y que formarían el tejido elemental del entramado religioso de los íberos, sin embargo no son conocidos al nivel de las divinidades principales y su interpretación es complicada.

 

Hay unos lugares sagrados que dejaron huella arquitectónica, que son los santuarios de los que ya hemos hablado al tratar de la arquitectura. Pero, junto a ellos, hay otros entre los que destacan las cuevas del País Valenciano.

No sabemos mucho sobre los cultos que tuvieron lugar en los santuarios ibéricos, siendo nuestra única pista los exvotos de los santuarios, donde vemos representados: devotos que saludan a la divinidad levantando el brazo derecho, otros que cruzan los brazos sobre el vientre o sobre el pecho o levantan ambas manos.

Acerca de nando94

Estudiante de 4º de carrera de Historia en la Universidad de Murcia. Blog creado para la realización de un trabajo práctico de la asignatura "Tic para la Historia" sobre el Santuario Ibero de la Luz.
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